Cádiz en la Mitología

Las Gadeiras
Se dice que Cádiz fue fundada por Hércules y que en sus proximidades se encontraba la Atlántida.

El entorno del Golfo de Cádiz y del Estrecho de Gibraltar es el escenario donde se sitúan varias leyendas de la mitología grecolatina, entre las que destacan las relacionadas con las aventuras del héroe griego Heracles, al que los romanos luego llamaron Hércules.

En aquella época oscura, de la que proceden estas historias, antes de la invención de la escritura y cuyo saber se transmitía de forma oral, de viejos a niños, Cádiz aún no existía. Entonces lo que había aquí eran unos islotes, las Gadeiras, que los textos griegos nombrarán Erytheia, Kotinoussa y Antípolis. 

El más pequeño, al norte, desde el Castillo de Santa Catalina hasta las murallas de San Carlos, era Erytheia. Otro más extenso al sur, Kotinoussa, que significa la isla de los acebuches, los olivos silvestres, que ocupaba desde el Castillo de San Sebastián, el Campo del Sur y se extendía por Puerta Tierra y Cortadura hasta el Castillo de Sancti Petri. Ambas islas se encontraban separadas por un canal que era la prolongación del estuario donde desemboca el río Guadalete al otro lado de la Bahía, en el actual Puerto de Santa María. Este canal entraba por donde está la Plaza de San Juan de Dios y atravesaría todo el centro de Cádiz hasta salir por la playa de la Caleta. Y por último estaba el otro islote, Antípolis, actual San Fernando.

Si vives aquí puedes comprobar, mirando el mapa de arriba, si el lugar donde se encuentra tu casa estaría en tierra o bajo las aguas.

En Erytheia vivía el gigante Gerión. En realidad eran tres gigantes siameses que estaban unidos por la cintura. Según la mitología de los Tartessos, de los que luego te comentaré algo más, Gerión fue su primer rey y el inventor de la ganadería. Efectivamente, este asombroso ser, era ganadero, y aquí, en esta pequeña isla arenosa, guardaba su ganado retinto. Los mismos toros rojizos que podemos contemplar desde el coche, paciendo, pastando, y haciendo cosas propias de los bóvidos, en toda la comarca de la Janda, por la Sierra del Retín, del que procede su nombre, o en la orilla de las playas de Zahara de los Atunes (Barbate) y Tarifa. Cuando en alguna de tus escapadas domingueras, te encuentres con la escena de los toros rojos en la playa, se consciente de que estarás contemplando la misma imagen que si hubieras ido a visitar a Gerión a su cortijo de Erytheia. Por cierto, la carne de retinto es el plato estrella de muchas ventas de Vejer y alrededores.

Mosaico Hércules vs Gerión
Hasta aquí, hasta Erytheia, vino el pluriempleado Hércules en el décimo de sus doce trabajos. Este consistía en robarle los bueyes a Gerión, para lo cual tuvo que matar al titán, que por su curiosa morfología, se relaciona con el árbol Drago, como el centenario que está en el Parque Genovés, y cuya savia roja dicen que es la sangre de este ser mitológico. Es probable que este árbol esté precisamente en el lugar donde Hércules le arreó el estacazo mortal, puestos ya a imaginar...

Drago del Parque Genovés
Tiene guasa la cosa. Si, amiga o amigo, que uno viniera a Cádiz por un empleo es una leyenda mitológica. Fue también Hércules quien separó África de Europa creando el Estrecho de Gibraltar con las conocidas columnas de Hércules, que son: el Monte Hacho de Ceuta, en África y el Peñón de Gibraltar en Europa. Punto que marcaba el confín del mundo antiguo conocido por el Mediterráneo occidental, como bien recuerda la copla de carnaval de Paco Alba:
"[...] y aquí se puso el Non plus ultra, que traducido resulta: después de Cádiz, ni hablar."
Y por estos hechos, se le atribuye a Hércules la fundación de Cádiz, y como tal aparece en el escudo de la ciudad, y en el de Andalucía. ¡Ah! y en el del equipo de fútbol, el Cádiz SAD. De hecho, textos de época romana señalan que la tumba de Hércules, aunque se supone sempiternamente inmortal, se encuentra en el santuario Melkart-Hércules o Herakleion, en la isla de Sancti Petri, pero por mucho que han buscado, y buceado, los arqueólogos aún no han hallado los restos del que, en época clásica, fuera uno de los templos más populares de todo el Mediterráneo, donde se encontraba incluso un oráculo.

Por otro lado, bajo las arenas del Coto de Doñana puede que se encuentre, o se encontraba, la ciudad sumergida de la Atlántida que describió Platón. Y es que la desembocadura del Guadalquivir en la antigüedad formaba un enorme lago, el Lago Ligustinus, en cuyo centro estarían las islas concéntricas donde se asentaría la capital de los atlantes.

Esta hipótesis está reforzada por la misteriosa cultura tartésica, que se extendía desde el Algarve portugués hasta Cartagena (Murcia) a mediados del I milenio a.C., con lo que podemos considerarlos como los primeros andaluces. Digo que es misteriosa porque aunque las fuentes escritas de la antigüedad, incluida la Bíblia, citan a los Tartessos como una potencia de gran riqueza mineral, y hacen referencias a las naves de Tarsis y a su longevo rey Argantonio (el Hombre de la Plata), no han dejado ningún vestigio urbanístico. Pero si que se han hallado piezas de refinada orfebrería como el Tesoro del Carambolo y el Bronce Carriazo. Esta cultura sería el resultado de la hibridación de las costumbres de los colonos fenicios con los pueblos autóctonos con los que intercambiaban los metales que extraían a cambio de manufacturas traídas del Mediterráneo oriental. Vamos, que todo lo que extraían de la mina se lo gastaban en joyas y cachibaches de imitación oriental con los que incluso se hacían enterrar, y seguro que también derrocharían en fiestas de índole religioso, para luego vivir en modestas cabañas. Estos eran nuestros antepasados, ¿ves alguna similitud?

Con respecto a ¿qué si aquí estuvo la Atlántida? Eso no lo sé, pero puede que sea verdad porque aunque Cádiz no está sumergida, lo cierto es que aquí hace tela de humedad.

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