Las Puertas de Tierra

Frente de las Puertas de Tierra
Localización 
Plaza de la Constitución 
Datación 
Desde mediados del siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII 
Autoría 
José Barnola 

Antigua entrada a la ciudad que da acceso al casco histórico de Cádiz.

Este lienzo de muralla separa el urbanismo más moderno, el Cádiz más nuevo, “Puerta Tierra”; del casco histórico de Cádiz, o simplemente “Cádi”, en el habla local. Es una verdadera entrada a un nuevo paisaje. Y no me refiero sólo a los evidentes cambios que podemos apreciar a primera vista, sus añejas calles y edificios, sino que, estas Puertas de Tierra, mantienen encerradas, acorralándolas contra la mar, a las gentes y costumbres más gaditanas. 

Tras los asaltos sufridos en el siglo XVI por piratas y sobre todo por el de la tropa anglo-holandesas de 1596, quedó demostrado que las antiguas murallas medievales que, albergaban al que hoy es barrio del Pópulo, no eran ya adecuadas por el crecimiento de la población y su vulnerabilidad ante las armas de artillería. Por lo que se planeó un sistema de amurallado, el sistema Vauban, de muros anchos, baluartes salientes y fosos, que se realizó durante los siglos XVII y XVIII, para reforzar las defensas de la ciudad. Frente a este lienzo de muralla, hacia el exterior, para entorpecer futuros asaltos por tierra, se dispuso un complejo laberíntico formado por más murallas y fosos, los denominados glacis. 
Fosos y Glacis
Bajo el torreón central se encuentra la que fue única entrada a Cádiz por el camino de tierra, con su puente levadizo y todo. Eficaz manera de controlar las mercancías y a todo aquel que entraba y salía de la ciudad. Aunque nunca fue obstáculo para el contrabando y el avituallamiento en tiempos de asedio gracias a los túneles subterráneos que se conocen desde la edad romana, las denominadas, y misteriosas, “Cuevas de Maríamoco”. 

Sobre este torreón en 1850 se instaló un sistema de telegrafía óptica con el que mediante señales lumínicas se recibían las órdenes transmitidas desde el Ministerio de Gobernación de Madrid y que a través de la red de torres por toda España llegaban a Cádiz en tan sólo 2 horas. Nuestros bisabuelos fliparían con el Whatsapp.

Inscripción y escudo
La portada es de mármol blanco. Sobre el vano hay una inscripción alusiva a la construcción de la puerta: 
“Fernando VI Rey de España e Indias. Año 1755”. 
Rematando arriba el conjunto, el escudo real borbónico. 

Curiosa es la fecha de 1755, que coincide con el año del maremoto, o del “chunami de Cádi”, como dice un buen amigo mío, provocado por el terremoto del 1 de noviembre, con epicentro frente a la costa de Lisboa. Las grandes olas no llegaron a arrasar la población, por la intercepción de la Virgen de la Palma. Y gracias también, aunque en menos medida, claro, a este nuevo sistema de muralla con el que se rodeó a la ciudad. Entre ambos protegieron a la población que decidió, aquel día, esperar la embestida del destino, permaneciendo en el interior de la ciudad. 

Durante la primera mitad del siglo XX, se terminaron de derribar los glacis y de rellenar los fosos, que constituían el laberíntico acceso. Y en la década de 1950, se abrieron los grandes óculos laterales para permitir el tránsito del, ya entonces, creciente parque automovilístico. Y menos mal que se decidió abrir estos "túneles" porque existía el proyecto de derribar la muralla y dejar sólo la parte central como La Puerta de Alcalá de Madrid.

A ambos extremos del lienzo de muralla, podemos apreciar aún la profundidad de los fosos, pervivencia de lo que fueron aquellos glacis. El de la derecha mirando hacia las Puertas de Tierra, se ha transformado en un jardincito con su parcela para que corran los perros y que da acceso a la cabecera de la nueva estación de trenes. El foso del otro extremo, es el patio del Instituto Columela, el "campo hondo". 

En la fuente que hay enfrente, en la Plaza de la Constitución, es el lugar de celebración de los éxitos del Cádiz SAD. Un ascenso cada diez años, más o menos, o una permanencia in extremis, que son las que más alegría dan. Pero ya llegarán los éxitos para el verdadero “Submarino Amarillo”. 

Parte trasera
Ahora entremos en “Cádi Cádi”. La fachada del interior de la ciudad, tiene en su zona central un pórtico de mármol blanco, que quiere asemejarse a un arco del triunfo.

El resto del frente interno, en los extremos laterales, encontramos una doble galería con arcos de medio punto sobre pilares, que son los restos de los desaparecidos cuarteles de Santa Elena (actual Museo del Títere) y San Roque (actual Museo Litográfico). 

¿Funcionará aún?
Si tiene la posibilidad de subir al torreón, en los meses de verano está abierto, puede disfrutar de las vistas y hacer “la ronda de vigilancia” por el paseo acondicionado. Y de paso te propongo que localices el cañón que entre dos troneras apunta directamente al edificio de la Hacienda Pública, y permítete una pequeña y perversa idea.

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