Lucio Cornelio Balbo el Mayor. Nace en Gades en torno al 100 a.C.; no se sabe cuando murió, pero alcanzó la vejez.
Fue el primer Cónsul de Roma nacido fuera de la Península Itálica. Pertenece a una antigua familia gaditana muy devota de Melkart-Hércules, pues sus orígenes se remontan a los primeros colonizadores fenicios de Gadir.
Se hizo muy amigo de Julio César, eran de la misma quinta, desde que este estuvo destinado en la Bética como alto funcionario, cuando tenían unos 30 años de edad. Fue él quien le acompañó a visitar el templo Herakleion en la isla de Sancti Petri.
Llegaron a intimar tanto que durante el resto de sus vidas fueron inseparables. Durante las campañas de las Galias, Balbo el Mayor, le sirvió de espía e informaba a César de todo lo que ocurría en Roma. Tanta fue la confianza que, cuando Julio Cesar alcanzó la cúspide, Balbo fue el administrador de su patrimonio. Esta amistad fue clave para que Julio Cesar otorgara la ciudadanía romana a los gaditanos.
Cuando murió Cesar, asesinado en el 44 a.C., se arrimó a Octavio, heredero de Julio, quien le otorgó el cargo de Cónsul en el 40 a.C.
Una vez jubilado se dedicó a apoyar, gracias a sus contactos, la carrera de su sobrino, que se llamaba como él, Lucio Cornelio Balbo el Menor. Ambos serán los promotores de la remodelación de Gades, la neapolis, sufragando de sus bolsillos las obras del Teatro, el Circo, el acueducto, etc.
Fue tanta la riqueza acumulada durante su vida que al morir dejó en el testamento que esta se repartiera entre los ciudadanos romanos, por lo que correspondieron 20 denarios por cabeza. Lo que equivale, según el precio actual de la plata, a unos 20 €, o sea que el denario y el euro valen lo mismo. Podríamos decir que la idea de esta moneda única europea no es nueva y que ya existía hace 2000 años.
